El estrés en personas con autismo
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El estrés es una experiencia universal, pero en las personas con autismo puede manifestarse de manera distinta. No siempre es fácil identificarlo desde el exterior, ya que no todas las señales son visibles o se expresan de forma convencional. Además, factores como la sensibilidad sensorial, la rigidez en la rutina o la sobrecarga social pueden hacer que situaciones cotidianas sean mucho más demandantes a nivel emocional y físico.
Factores que pueden aumentar el estrés en el CEA
Las personas con CEA pueden experimentar estrés por razones diferentes a las de las personas neurotípicas. Algunas situaciones que pueden elevar sus niveles de ansiedad incluyen:
- Imprevistos y cambios en la rutina, que pueden generar incertidumbre y sensación de pérdida de control.
- Exposición a entornos con alta estimulación sensorial, como lugares ruidosos o con luces intensas.
- Interacciones sociales prolongadas, que requieren un esfuerzo extra para interpretar normas sociales y responder en tiempo real.
- Exceso de demandas cognitivas, como la necesidad de procesar muchas instrucciones a la vez o tomar decisiones en poco tiempo.
- Expectativas poco realistas del entorno, que pueden hacer que la persona con CEA sienta que debe forzarse a actuar de una forma que no le resulta natural.
¿Cómo se manifiesta el estrés en personas con CEA?
No todas las personas con CEA expresan el estrés de la misma manera. Mientras que algunas pueden reaccionar con irritabilidad o crisis, otras pueden volverse más silenciosas y retraídas. Algunas manifestaciones pueden incluir:
- Aumento de conductas repetitivas (movimientos, sonidos o necesidad de organizar objetos) como mecanismo de autorregulación.
- Dificultades para concentrarse o sensación de bloqueo mental.
- Sensación de agotamiento extremo tras situaciones sociales o demandantes.
- Aumento de la hipersensibilidad sensorial, haciendo que ruidos o texturas sean aún más molestos de lo habitual.
- Crisis emocionales o necesidad de aislarse temporalmente para recuperar el equilibrio.

Estrategias para gestionar el estrés de manera efectiva
- Permitir espacios de descanso y recuperación: Después de actividades exigentes, es fundamental dar tiempo para la desconexión y la regulación emocional.
- Reducir estímulos innecesarios: Adaptar el entorno para minimizar ruidos, luces intensas o interacciones forzadas ayuda a evitar el estrés acumulativo.
- Usar apoyos visuales o anticipación: Saber qué esperar reduce la ansiedad en situaciones nuevas o cambios de rutina.
- Favorecer la comunicación sin presiones: Algunas personas con CEA necesitan más tiempo para expresar cómo se sienten o prefieren hacerlo por escrito.
- Fomentar estrategias de autorregulación: Técnicas como el balanceo, el uso de objetos sensoriales o el movimiento pueden ser útiles para gestionar el estrés antes de que se vuelva inmanejable.
Más que evitar el estrés, aprender a manejarlo
Si bien no siempre es posible eliminar por completo las situaciones estresantes, sí se puede aprender a gestionarlas de manera que no afecten el bienestar de la persona con CEA. Brindar un entorno comprensivo, respetar los tiempos de recuperación y permitir la expresión del estrés sin juicios son claves para que cada persona encuentre estrategias que le ayuden a sentirse en equilibrio.
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