Adolescencia y el autismo: desafíos y cómo abordarlos

Adolescencia y el autismo: desafíos y cómo abordarlos

La adolescencia es una etapa de cambios profundos a nivel físico, emocional y social. Para quienes tienen Condición del Espectro Autista (CEA), esta etapa puede presentar desafíos particulares, ya que muchos de estos cambios ocurren en paralelo con necesidades específicas de acompañamiento, autorregulación y comprensión.

Durante esta etapa, comienzan a tomar fuerza temas como la identidad, la autonomía y las relaciones sociales, los cuales pueden generar tensiones o confusión tanto para la persona adolescente como para su entorno.

 

Cambios físicos y emocionales: más que biología

Los cambios hormonales pueden intensificar reacciones emocionales o sensoriales, y es común que algunas personas con CEA experimenten un aumento en la ansiedad, rigidez frente a lo inesperado o dificultades para expresar cómo se sienten. Hablar de estos temas desde un enfoque claro, sin infantilizar, pero adaptado a sus necesidades comunicativas, puede marcar la diferencia.

Además, es importante recordar que muchas personas con CEA pueden tener un desarrollo asincrónico: es decir, que su madurez emocional no siempre va al mismo ritmo que sus cambios físicos o cognitivos. Comprender esta diferencia es clave para no sobreexigir ni subestimar.

Las relaciones sociales: entre la necesidad y la sobrecarga

La adolescencia también trae consigo una mayor necesidad de pertenecer, formar amistades y encontrar espacios propios. Sin embargo, las interacciones sociales suelen volverse más complejas y menos estructuradas. Esto puede ser fuente de frustración, rechazo o incluso aislamiento si no se acompaña adecuadamente.

Crear espacios seguros, fomentar relaciones basadas en intereses compartidos y enseñar habilidades sociales sin imponerlas pueden ser estrategias más efectivas que forzar adaptaciones a modelos tradicionales de sociabilidad.

Autonomía, decisiones y autoimagen

La necesidad de tomar decisiones propias crece durante esta etapa. Sin embargo, cuando existen dificultades en la planificación o en el manejo de la ansiedad, esto puede generar tensión. Acompañar en la toma de decisiones, ofreciendo apoyo visual o verbal según lo requiera cada persona, permite fomentar autonomía sin desbordar.

La construcción de la autoimagen también comienza a tomar fuerza: desde la percepción del cuerpo hasta la forma en que se definen a sí mismos. Validar sus formas de ser, sin imponer estereotipos, es clave para el desarrollo de una identidad saludable.


Acompañar la adolescencia en personas con CEA requiere presencia, escucha y flexibilidad. No se trata de evitar los cambios, sino de ofrecer herramientas, espacios de contención y respeto por los ritmos propios. Cuando este acompañamiento existe, la adolescencia puede transformarse en una etapa de descubrimiento, no de conflicto.

Regresar al blog